María Auxiliadora

María la madre de Jesús de Nazaret

Nuestra Auxiliadora, inspiradora de nuestro Instituto

Ser de María y como María nos identifica como Hijas de María Auxiliadora. Nuestro Instituto es monumento vivo que hace presente la solicitud materna de María en el educar a las niñas, niños y jóvenes en la escuela de Jesús de Nazaret. Se nos ha confiado en la Familia salesiana ser testigos de la presencia de María en los distintos contextos socio-culturales en que actuamos. Mediante las comunidades de nuestra inspectoría realizamos esta misión en Andalucía y Canarias.

Acogemos en cada Casa con amor a la Madre de Jesús y nuestra; la vemos presente en la vida cotidiana; nos sabemos confiadas y confiados a Ella por Jesús: “Mujer, ahí tienes a tu hijo” (Juan 19, 26). Criatura como todo ser humano, ella nos auxilia para acoger la acción del Espíritu que desarrolla en nosotras, en los jóvenes, en cada creyente que a ella se encomienda, las actitudes de la persona nueva:

– la escucha y acogida de la Palabra en los acontecimientos de la historia, haciendo memoria de la misericordiosa acción de Dios de generación en generación (Lucas 1, 50-55)

– el actuar en el día a día con fe y amor, según la lógica del Reino, disponibles a las necesidades de los demás, especialmente de los jóvenes; no escandalizándonos de la cruz, sino abrazándola como signo de autenticidad en el seguimiento; (Juan 2,1-11; 19,25-27).

– la alegría de la profecía de una nueva humanidad, que manifiesta las bienaventuranzas evangélicas en relaciones caracterizadas por la reciprocidad, que implica la mutua valoración, para el bien de todos. (Lucas 1,26-56)

La acogida de la maternidad espiritual de María es señal segura de nuestra apertura al Espíritu Santo. Por esto María Auxiliadora sigue siendo para nosotras, como para los jóvenes y para todos los creyentes:

  • garantía de humanidad porque no es posible aceptar a María sin adherir plenamente al misterio de la encarnación (Gálatas 4,4-6): María salvaguarda la verdadera proximidad de Dios a la humanidad. Es garantía de humanidad en la Iglesia y en el mundo: en cuanto mujer y madre está atenta a las personas y a sus diferencias; tiene un sentido refinado de lo concreto, de lo práctico de la vida; humaniza el mundo de la técnica; ayuda a disminuir la rigidez de las instituciones y el anonimato de las estructuras;
  • garantía de humildad: Jesús eligió no sólo su dependencia de María durante los meses del embarazo, sino durante los largos años de la vida en la casa de Nazareth. María garantiza la humildad de quien se encomienda a ella para recibir mejor el Espíritu de su Hijo;
  • garantía de equilibrio y sabiduría: la Encarnación del Hijo de Dios es un misterio de equilibrio y armonía entre lo divino y lo humano. María nos ayuda a seguir actuándolo en la historia, haciéndonos colaboradoras de la intervención del Espíritu. Conserva en el corazón palabras y acontecimientos y permanece segura, en la fe, que la Palabra se realizará (Lucas 2,19.51).

Gran humanidad, humildad, equilibrio, sabiduría, alegría y mucha fe son algunos de los rasgos que han caracterizado la vida de nuestros Fundadores: Don Bosco y María Mazzarello. Ellos nos han dejado dicho:

“Confiad en María Auxiliadora y veréis lo que son milagros” (Don Bosco)

Tened gran confianza en María, ella os ayudará en todo (María Mazzarello)

La vida se genera con la vida y nunca sola. La educación es cuestión de corazón y exige que se parta del centro vital del educador para despertar el centro vital del/de la joven, de cada persona en el proceso de formación continua. A este nivel se puede decir que la educación es la frontera más laica de la evangelización y que Maria es la expresión de un humanismo que va más allá de la propuesta cristiana, manifestación de la persona humana toda abierta y disponible en el amor.